La Coalición Republicana ante el desafío de organizar la defensa política de la gestión del gobierno frente a las mentiras y la desestabilización de la oposición sindical.

Analistas políticos y económicos cercanos a la Coalición afirman que los logros, la seriedad en la gestión y la actitud constructiva del gobierno en los casi 2 años y medio al frente de la Administración merecen ser defendidos con la fuerza de la razón y la pasión que brinda el poseer argumentos sólidos y hechos concretos para trasmitir a la población.
Primero la pandemia, a escasos días de asumir el gobierno, que le dejó en claro a la gran mayoría de la población, la capacidad y la seriedad de los nuevos gobernantes para enfrentar un flagelo universal con una gestión de crisis y toma de decisiones difíciles que fue destacada y elogiada en el mundo.
Una vez controlada la pandemia, tras meses de incertidumbre internacional, arduo trabajo de las autoridades y un comportamiento responsable de amplios sectores de la población, llegó la invasión rusa a Ucrania y con ella un momento de quiebre en el orden geopolítico y en las relaciones económicas y comerciales que ha provocado consecuencias inéditas en los últimos 75 años, desde el fin de la segunda guerra mundial.
El gobierno de la Coalición Republicana se enfrentó, entonces, a fenómenos imprevistos e impensados, cuando los partidos integrantes de la Coalición acordaron el rumbo a seguir en caso de llegar al gobierno en su ·Compromiso por el país".
Tuvo, además, que lidiar con una oposición cerril, que no brindó ni un segundo de tregua, pese a la situación de emergencia sanitaria que se vivía.
El aparato sindical, ante la confusión demostrada por los dirigentes políticos del Frente Amplio luego de la derrota electoral, tomó el control del partido de izquierda y radicalizó las posiciones, convocando a marchas, paros, movilizaciones y hasta un caceroleo contra el gobierno, a escasos días de su asunción y con evidentes riesgos por la pandemia.
Con ese panorama, pero con un timonel firme y acompañado de un sólido equipo, se tomaron decisiones acertadas que evitaron problemas mayores a la sociedad y la economía del país, como quedó claramente demostrado con el paso de los meses y las comparaciones regionales e internacionales.
Actualmente la Coalición adolece de organización política y comunicacional en la defensa de los logros del gobierno y de su proyecto de país, así como del rumbo acordado entre los partidos que la integran. No alcanza con la gestión, con el buen manejo de la economía, con el aumento de las inversiones y el empleo. No alcanza con la reforma educativa tan necesaria o la mejora indiscutible en la seguridad y en el combate al narcotráfico. No alcanza con el efectivo control de daños, provocados por la pandemia y la guerra en Europa, que evitó problemas no cuantificables pero que podrían haber sido muy complejos.
No alcanza.
Para enfrentar a la izquierda del relato falaz es imprescindible que los dirigentes de la Coalición asuman la defensa política, en la calle, en los barrios, en los pueblos, en cada rincón del país.
Muchos creen que los legisladores, los que ocupan cargos en la administración y los dirigentes, deberían salir a la cancha a frenar ese falso relato de los sindicalistas y dirigentes del Frente Amplio, las mentiras diarias que propagan sus actores principales. Las tergiversaciones que difunden sus militantes y simpatizantes en las redes sociales y la utilización indecente del miedo que hacen en sus recorridas por todo el país.
Como lo hicieron cuando juntaron firmas, y la decisión política de la Coalición fue permitirles mentir descaradamente casi sin contradecirlos ni desmentirlos. Como lo hicieron en la campaña para el referéndum, como lo han hecho en forma permanente desde que perdieron el gobierno.
Importantes sectores de la economía reconocen que las cuentas públicas, no soportarían el populismo desenfrenado de otra administración frenteamplista con el nivel de derroche, corrupción e irresponsabilidad que demostraron en los 15 años de sus gobiernos y que aún demuestran en Montevideo desde hace 32 años.
Economistas y analistas independientes afirman que el país no aguantaría más clientelismo, nepotismo y el “ejército de parientes y amigos” acomodados en el Estado o en las empresas proveedoras, que impusieron en esos años a nivel nacional, y que mantienen en la capital del país. Esos "ejércitos" de militantes dedicados a impulsar candidatos presidenciales con recursos financieros y humanos de las Intendencias de Montevideo y/o Canelones.
Muchos uruguayos creen que es hora de pensar menos en las candidaturas y más en el país. Sostienen que lo más importante es la defensa de la gente, para lo cual los dirigentes deben dejar de lado la corrección política, las agendas de grupos minoritarios, las conveniencias personales, para pensar en grande y enfrentar políticamente lo que sea necesario, con el coraje que la población les reclama.
¿Qué falta entonces? Por qué muchos tienen la sensación que una gran mayoría de los dirigentes de la Coalición gobernante no ponen todo lo que hay que poner en la defensa de su gobierno?
A juicio de un importante sector de la ciudadanía falta mayor compromiso de legisladores, jerarcas y dirigentes de la Coalición Republicana en el enfrentamiento del relato mentiroso del sindicalismo y su partido político, el Frente Amplio.
Es la hora de poner lo que hay que poner, sin excusas, dicen.
Y recuerdan que para eso más de medio país los apoyó, con esperanzas en un cambio profundo y verdadero. Esa mayoría siente que no está siendo escuchada por muchos de los dirigentes a los que impulsó. Siente que son pocos los que representan sus reclamos y desvelos.
Ese pueblo no perdonará flaquezas ni debilidades.