¿Se puede pensar en una Reforma Jubilatoria que mantenga los privilegios dados a los guerrilleros por atentar contra la institucionalidad de la nación?

Hechos 29 de agosto de 2022 Por Fernando Caride Bianchi
La Reforma Jubilatoria es algo que todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de llevarla a cabo. Pero la Reforma no solamente tiene que ser Posible, sino que fundamentalmente tiene que se Justa.
REFORMA JUBILATORIA

El Gobierno ha elaborado un Proyecto de reforma de la Seguridad Social el que fuera presentado ante la ciudadanía en general y al Frente Amplio y al PIT-CNT en particular.

No es intención de esta nota analizar dicho proyecto. Seguramente, a partir de los estudios y análisis de los que va a ser objeto, el mismo experimentará varias modificaciones.

Que el Sistema requiere una reforma, seguramente nadie tiene dudas. Pero lo que sí genera alguna duda son ciertos tópicos que no han sido suficientemente explicitados. Y en tal sentido, nos permitimos plantear ciertas interrogantes:

¿La tasa de remplazo, o sea el porcentaje de sueldo con el que los uruguayos se jubilarán, seguirá siendo del 45%? 

Para poner un ejemplo concreto, en el sistema actual, si un funcionario de la Universidad de la República, opta por no jubilarse a los 60 años y decide hacerlo a las 65, por cada uno de esos 5 años trabajados sumará un 3% a esa tasa de remplazo, o sea se jubilara con un 15% más. En consecuencia, si se aumentan los años de edad para jubilarse, ¿dicha tasa será aumentada?

El aumento que se plantea para las jubilaciones mínimas, que en un gran número de casos, son mínimas porque la persona no realizó en su vida activa, los aportes jubilatorios que hubiere correspondido realizar, ya sea por trabajar en negro o por aportar por el mínimo cuando sus ingresos eran mayores; ese aumento planteado ¿no será una pésima señal para quienes siempre aportaron para su propia jubilación durante toda su actividad laboral?

Las injusticias particulares que sin duda se generan a partir de los distintos sistemas jubilatorios existentes ¿cómo serán corregidas, con una injusticia generalizada? ¿la generalización del sistema mejorará las condiciones en que hoy se jubila la gente, por lo menos en algunos sectores, o simplemente se perjudicarán las condiciones de las que hoy por hoy son menos malas que las del resto?

¿No será preferible mejorar en algo las retribuciones de los pasivos aunque ello signifique un mayor subsidio, en aras de que los abuelos subsidien a sus nietos y no lo tenga que hacer el MIDES?

En cuanto a subsidios ¿no será mejor quitarle “gordura” al Estado y que deje de poner plata en lugares que no debería hacerlo? Un ejemplo de esto es la multiplicidad de Oficinas de Género en toda la Administración Pública y Órganos del Estado.

Nadie plantea que no se atiendan ciertos flagelos que azotan a nuestra sociedad como situaciones de violencia intrafamiliar que muchas veces terminan en tragedias. Pero acaso el Estado no tiene ya un Instituto específico como el Instituto de la Mujer, que justamente atender esta problemática está dentro de sus cometidos específicos? Es necesario que cada Oficina estatal cuente, además, con una dependencia relativa a la problemática del género?

¿En necesario que el INUMET cuente con una oficina de Género? Alguien podrá decir: “es poca plata, con eso no se arregla el BPS” y tiene razón, pero el Gobierno está obligado a dar señales de austeridad y de compromiso con quienes trabajaron y aportaron toda una vida para poder asegurarse un cierto bienestar en su vejez.

Pero sin duda alguna, si hubo un tema que se puso en el tapete a partir de la difusión del Proyecto de Reforma Jubilatoria, fue el de las Pensiones a los guerrilleros. En las redes sociales la gente explotaba de indignación. Y no es para menos. Solo en el 2020, de la caja del BPS salieron más de 30 millones de dólares para pagar pensiones a guerrilleros que atentaron contra la institucionalidad del país cuyos montos superan los 50.000 pesos mensuales per cápita, cifra muy superior a cualquier jubilación mínima. Y como si fuera poco privilegio, lo han hecho extensivo a sus herederos.

En este tema de las pensiones a los guerrilleros solamente es un esbozo puesto que será objeto de análisis en una nota específica sobre el tema.

Para finalizar, decir que nos parece atendible las opiniones de dirigentes de la Coalición Republicana que indican que este es un tema que requiere de un gran acuerdo nacional y por tanto no debería aprobarse sin los votos del Frente Amplio en el parlamento.

Hay quienes alientan la aprobación de la Reforma Jubilatoria, incluso con el FA-PIT en contra. Quizás lo hagan esperanzados en algún sondeo de opinión pública, que habría arrojado como resultado que una gran mayoría de los uruguayos opinó que la Reforma Jubilatoria es necesaria.

Pero cuidado con la interpretación de estos resultados de la opinión pública, porque quien responde que sí es necesaria una reforma, seguramente está pensando que esa reforma lo va a beneficiar puntualmente a él, en forma casi inmediata trayéndole beneficios económicos directos. La gente cuando se expresa a favor de una Reforma Jubilatoria, se imagina un escenario ideal con una Reforma que beneficie a todos. No está pensando en el “mal menor de futuro”, sino que opina pensando en el bienestar del presente.

Debemos recordar lo que fue la campaña que llevaron adelante el Frente Amplio y el PIT-CNT contra la LUC, donde no se manejaron argumentos serios sino una catarata interminable de mentiras. Donde todos los argumentos dados para fundamentar la conveniencia de la derogación de cada una de los 135 artículos, contenían inexactitudes, falacias o simplemente mentiras. 

Imaginemos lo que sería su prédica en contra de una Reforma Jubilatoria hecha sin su compromiso y que de una u otra forma, individualmente la gran mayoría de los uruguayos se verá afectado, con el agravante de que seguramente será sobre la finalización del periodo de gobierno y casi en plena campaña electoral. 

Fernando Caride Bianchi

Abogado y Escribano. Un citadino devenido productor rural. Hombre orquesta en el campo. Amante de la historia y los temas políticos. Oriental, Hispano y tributario de la Civilización Cristiana Occidental. Cuando el trabajo lo permite, me escapo con la pluma y el papel. Espadachín del sentido común y esgrimista del mandoble.
Editor de Confidencial.

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