Educación de barras bravas

Es de suponer que el senador procurará pruebas de lo que expresó ante los medios de comunicación. Es una de esas situaciones en las que si se confirma es grave; y si se desmiente, también.
Mahía, que en definitiva continúa (¿o inicia?) el discurso de algún dirigente sindical que habló de presencia de “patovicas” en el Cerro, no actúa muy distinto a los dirigentes de cuadros de fútbol que justifican la provocación y la violencia de los hinchas de su equipo: “Es la pasión, es el folklore, era de esperarse”. Se llegó a afirmar por parte de legisladores de la oposición, que la violencia fue el resultado de elegir un “local demasiado chico” para una actividad de -justamente- intercambio con los actuales responsables de la educación.
De hecho, si alguien se distraía un poco mientras miraba los informativos uruguayos de los pasados días, fácilmente podría confundir las noticias: bengalas, gritos, insultos, pirotecnia, banderas... ¿Son “barras” de fútbol o son de los “sindicatos” de la educación?
Condenar una agresión, mientras se culpa a la víctima y se justifica a los agresores, termina siendo una alternativa peor que la de quedarse callado.
Por otro lado, pero como parte del mismo problema, ocupar es ilegal. Y no por la LUC, sino por la normativa que viene de los gobiernos frenteamplistas, que en su momento y con bastante rudeza la aplicaron para desocupar la propia sede del CODICEN. Dicha normativa simplemente busca que se respete tanto al que quiere hacer huelga como al que no quiere hacerla. Cuando se festejan las ocupaciones como si fueran un derecho, siendo todo lo contrario, parece claro que se busca más la movilización de grupos radicales que posibles mejoras en la educación.
De la “reforma” educativa (es discutible calificarla como tal), de las propuestas alternativas y/o complementarias, de la responsabilidad por el estado de la educación -que justamente se manifiesta en estos insucesos-, bueno, de eso, que es de lo que habría mucho para discutir racionalmente, de eso, se habla poco y nada. Culpa “de los otros” debe ser.
Ojalá como sociedad nos concentremos en lo importante, ojalá apostemos a la coincidencia casi unánime de la necesidad de un cambio en materia de educación. Ojalá algún día eduquemos también a los “barras bravas”, no comportándonos como tales. Como dicen: el ejemplo es la forma más efectiva de enseñar.