Cultura democrática

Y esas cosas resaltan más, cuando nos comparamos con los vecinos. Con Brasil: donde todavía se recuerda que el actual presidente fue apuñalado en plena campaña, y donde hace pocos días un militante disparó a otro del candidato rival. O con Argentina: donde se suicidan fiscales en circunstancias sospechosas y donde se produce un (supuesto) intento de magnicidio de su actual vicepresidente, justo cuando era acusada nuevamente por corrupción.
Sin embargo, este martes 13 se llevó a cabo en el Parlamento una reunión de líderes de los principales partidos políticos uruguayos, buscando “bajar el tono” del discurso.
La convocatoria la hizo el presidente del Frente Amplio (el mismo que fuera presidente del PIT CNT anteriormente), y a cualquiera que siga con cierta atención el transcurrir político local, seguramente le sea muy difícil ser optimista con la iniciativa, ya que el convocante representa, -cuando no encarna en primera persona-, no solamente una crítica discursiva bastante hostil; sino que alienta, desde caceroleos en plena pandemia, hasta ocupaciones y piquetes ilegales. Y, por supuesto, no pierde oportunidad de decir NO a cualquier propuesta del gobierno, incluso antes de (como se confiesa) haberla estudiado. Ejemplo de ello, es la necesaria reforma del sistema jubilatorio, tan postergada por anteriores gobiernos.
Es que los hoy opositores, son los mismos que hicieron una “cruzada” contra la LUC anunciando desde represión indiscriminada y gatillo fácil, hasta privatización de las escuelas públicas. Desde entrega de niños en adopción sin garantías, hasta una multiplicación de gente sin un lugar para vivir por efecto de los “desalojos exprés”.
Solamente el tiempo dirá, si la reunión pretendía realmente mejorar el clima democrático o es parte de una estrategia que busca al mismo tiempo: el ataque furibundo, la victimización propia y la distracción permanente en la que se pretenden igualar situaciones totalmente desproporcionadas en cantidad y calidad, con el mentado y tan uruguayo “reparto igualitario de responsabilidades”.
Solamente el tiempo dirá, si los que embarran permanentemente la cancha, “bajan un cambio” o simplemente siguen “mirando la paja en el ojo ajeno”, mientras que “la viga en el propio” siempre les parece algo inexistente, justificado y producto de la mala fe ajena.
Solamente el tiempo dirá si “nuestro consuelo de tontos” debe seguir siendo mirar a los vecinos y complacientemente, conformarnos con “estar mejor” que “ellos”.
Porque, como justamente en el mismo día que esta “cumbre” ocurrió, dijo el presidente Lacalle Pou: “Las críticas bienvenidas; las faltas de respeto y adjudicar intenciones, no.”
Veremos.