¿Libertad o imposición de Paridad de Genero?

Hechos 01 de noviembre de 2022 Por Fernando Caride Bianchi
Un proyecto de ley que impondría a los uruguayos a que en las listas electorales y en cargos de administración se establezca igual número de hombres que de mujeres, limitándose la Libertad, tanto de las Organizaciones político partidarias, así como la Libertad de elegibles y electores.
SIMBOLOS SEXO

En los últimos días ha tenido un nuevo impulso mediático la difusión del proyecto de Paridad política que se encuentra a estudio en una Comisión Especial del Senado de la República.

Como cuestión previa al análisis de dicho proyecto de ley, vale la pena la realización de ciertas aclaraciones: 

En primer lugar entendemos la participación de la Mujer en ámbitos de decisión política como algo, no solo necesario sino de utilidad social.

En segundo término, como se dirá más adelante y se fundamentará, estamos en contra del proyecto de paridad pero NO de quienes lo proponen y lo defienden.

Y en tercer y último lugar, descartamos todo tipo de interés personal mezquino por parte de quienes impulsan la aprobación del proyecto de Paridad.

Hechas las aclaraciones del caso, corresponde entrar de lleno al tema de esta nota.

Si bien es cierto que el proyecto solamente refiere a la “Paridad de género”, no haciendo referencia a las mujeres, no menos cierto es que, dicho por sus propias propulsoras, este proyecto se presenta para que la Mujer tenga más participación en la actividad política nacional.

El proyecto establece respecto de las listas electorales una paridad vertical de alternancia y secuencial. En resumen las listas deben confeccionarse colocándose secuencialmente a un integrante de cada sexo. En cuanto a las vacancias se establece que para el caso de producirse deberá cubrirse con un integrante del sexo con menor representación en el órgano correspondiente, o sea hoy por hoy con una mujer.

También se establece la paridad en los organismos de conducción política partidaria y en la Administración, salvo el Gabinete Ministerial.

Para quienes llevan adelante esta iniciativa uno de los fundamentos principales es que esta medida enriquecería la Democracia.

En tal sentido se levanta la bandera del Feminismo Radical de lo que llaman “Democracia  Paritaria”. En el periódico feminista Mujeres en Red define a la democracia paritaria  como “la forma de organización social y política en la que existe igualdad de número  y derechos de los distintos colectivos que componen la sociedad y que deben formar  parte de los órganos decisorios y de gobierno”.  

También se fundamentan en encuestas de opinión pública las que dicen que el 75% de los encuestados está de acuerdo con que la mujer tenga más intervención en la vida política del país.

Ahora bien, mejorar la Democracia a través de la limitación de derechos y la intervención por parte del Estado, de las Organizaciones políticas Partidarias, para imponerles una forma de organización determinada, nada menos que atentando contra la libertad de la confección de las listas electorales, no parece una mejora liberal y  democrática.

Imponerle a la  sociedad una forma de organización que implica una limitación a la libertad tanto de  los electores como de los elegibles a través de la imposición de votar e integrar listas  electorales que se compongan de igual número entre hombres y mujeres, no puede ser considerado como una mejora en la democracia de nuestro país.

Se argumenta por parte de los partidarios del proyecto que la libertad del elector ya está limitada por el hecho de las llamadas “listas sábanas”, donde el elector no elige individualmente a sus representantes, sino que se ve constreñido a elegir un grupo de candidatos determinado. Este es un argumento falaz, puesto que el elector igualmente tiene la libertad de poder elegir entre diferentes “listas sábanas”, la que entienda que mejor lo represente. En el actual régimen de cuotas, si prefiere una donde predominen las mujeres optará por ella, pero si por el contrario su preferencia responde hacia otra donde  prevalezcan  los hombres, tiene la libertad de elegirla. No es correcto fundamentar una limitación de libertad en el hecho de otra limitación preexistente.

No dudo que el 75% de los encuestados opine que es bueno que más mujeres actúen en la actividad política. Es mas a mí no me encuestaron pero mi respuesta también hubiera sido positiva. Pero si la pregunta hubiera sido: “Usted está de acuerdo con que le impongan a quienes y de que manera tiene que votar, para que haya más mujeres en la actividad política? El resultado de la encuesta seguramente hubiera sido otro muy distinto y por supuesto mi manifestación hubiera sido contraria.

Quienes propician este proyecto, también se fundamentan en que no alcanza con la igualdad de derechos, sino que lo que se necesita para que la mujer tenga más intervención en la política activa, en los ámbitos de decisión es igualdad de oportunidades.

Sin duda de no haberse aprobado la reforma constitucional del año 1996, este argumento en alguna medida podría ser de recibo.

Pero desde el momento que los Partidos Políticos para determinar sus autoridades y en consecuencia para ordenarse electoralmente con miras a las elecciones, sean nacionales o departamentales, están obligados a la realización de Elecciones Internas, el argumento de falta de oportunidades se desploma.

¿Quién impide que en dichas elecciones internas se presente una lista en la que las mujeres sean la mayoría? ¿Quién impide que se confeccione una lista paritaria o mejor aún, una lista donde por cada dos mujeres figure un hombre? NADA NI NADIE.

Y si la masa partidaria, como se dice, en su gran mayoría quiere que la mujer tenga más representación, seguramente así se manifestará dándole su confianza y de esta manera un peso político en la organización del Partido que determinará que, tanto en las elecciones nacionales como EN LAS departamentales, la composición de las “listas sábanas” cambie de signo, ostentando una franca prevalencia de los candidatos del sexo femenino ante los del sexo masculino.

Seguramente este argumento no hubiera sido válido hace 20 años, puesto que se argumentaría que sería imposible de realizar una acción como esa, dado la falta de mujeres con liderazgo en los distintos Partidos. Pero hoy en día donde en todos los Partidos Políticos existen mujeres políticas con una larga trayectoria. Mujeres que han ocupado y ocupan cargos de gran responsabilidad y relevancia en el sistema político institucional del Uruguay, la situación es muy diferente.

Mujeres que fueron o son Vicepresidente de la República, senadoras, diputadas, intendentes, Directoras de Empresas Públicas, Ministros de Estado, autoridades partidarias, grandes empresarias, etc. etc., Mujeres que tienen una gran visibilidad, incluso mayor que muchos hombres y por cierto en la gran mayoría de los casos muy bien ganada, ¿alguien puede negar que tengan la capacidad de convocatoria popular? ¿No están capacitadas de liderar listas e incluso Agrupaciones 

Por otra parte ¿Quién le impide a las mujeres con alto grado de reputación y respaldo político y electoral, que hoy están legítimamente preocupadas por la falta de mujeres en las listas, condicionar su participación a que se incluyan más mujeres en la “lista sábana”?

. Hoy por hoy ninguna Agrupación puede prescindir de ese tipo de dirigentes políticas en la integración de sus listas. No nos engañemos, las mujeres con esas características son muy apreciadas y buscadas por toda agrupación política, puesto que en la democracia las elecciones se ganan con votos y ¿Quién no quiere tener en sus listas a mujeres que por sus condiciones incrementan el caudal electoral? Entonces, ¿por qué no imponen condiciones? O el problema de la falta de mujeres en las listas desaparece luego de que ya los lugares están asegurados? No creemos que esta sea la conducta predominante, en consecuencia ¿su opinión dentro de las Agrupaciones vale menos que un cero a la izquierda? Realmente eso no lo creemos.

En consecuencia, entendemos que erigirse en iluminados benefactores del “ignorante cuerpo electoral”, no es propio de un sistema democrático republicano.

Aunque no sea lo que se persiga con el proyecto de paridad, lo que en los hechos se establece no son derechos sino privilegios encubiertos a costa de la libertad de las Organizaciones Políticas, en contra de la libertad de los elegibles y en contra de la libertad de los electores.

Para finalizar, solo recordar la frase expresada por nuestro Presidente Luis Lacalle Pou, cuando manifestó que su mayor anhelo para cuando deje la Presidencia de la República era el de “DEJAR UN PAIS MAS LIBRE”

Fernando Caride Bianchi

Abogado y Escribano. Un citadino devenido productor rural. Hombre orquesta en el campo. Amante de la historia y los temas políticos. Oriental, Hispano y tributario de la Civilización Cristiana Occidental. Cuando el trabajo lo permite, me escapo con la pluma y el papel. Espadachín del sentido común y esgrimista del mandoble.
Editor de Confidencial.

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