Ahora que con las redes se hizo más fácil engañar al público, el centro de enchastre que el FA tiene operando las 24 hs. se encarga a diario de tirar al ruedo mentiras de muy grueso calibre. Llama la atención que ya las "fake news", cómo se denomina con cierta elegancia a las mentiras, sean cada vez más grotescas. Los "troll", cómo se llama a esos mercenarios de las redes con perfiles falsos y guiones prestados, están en su salsa. Cuentas de Twitter con nombres notoriamente truchos, y avatares con personajes de cómics o nombres de fantasía, se dedican a diario a repetir cuestionamientos falsos al gobierno o a sus integrantes, y a intentar instalar mentiras burdas. Mientras personajes como Fernando Pereira se dedican a veranear en los balnearios que la izquierda suele denostar, la "fábrica" de mentiras llena los silencios de los próceres en vacaciones con ideas falsas, equivocadas o notorias mentiras. No importa que se digan falsedades gordas o que se divulguen equivocaciones evidentes, porque los responsables son personajes sin responsabilidad alguna que se escudan en el anonimato. Lo importante es lanzar al ruedo dos o tres tuit que puedan engañar y listo. La idea de la "fábrica" de mentiras es saturar la red con basura porque de pronto hay incautos que caen en el engaño. Muchas veces, los tuiteros de mala fe encuentran a tuiteros bien intencionados que les responden, aún sabiendo que se trata de un "troll". El cometido de ese tipo de acciones no es para convencer a quien deliberadamente quiere engañar, sino advertir del engaño a aquellos tuiteros que consumen en forma pasiva ese tipo de informaciones equivocadas. Saber que se trata de estafadores a sueldo del FA no debe desalentar esta modalidad de respuestas aclaratorias, porque siempre habrá gente inocente que lea el intento de engaño. Las mentiras tienen largos tentáculos que siempre es necesario cortar.