Aplaudiendo el clavo

Cómo si fuese el tramo de subida de una formidable Montaña Rusa, el país se encamina de a poco al histórico día en que sean anunciadas rebajas de dos impuestos. No cabe duda que se trata de un hecho feliz. Con el anuncio, se cumplirá con parte de los compromisos electorales de 2019, lo cual es algo destacable. No es común ver que un Estado tradicionalmente glotón de los recursos populares, rebaje impuestos. Se trata de una noticia por demás inusual. Sin embargo, en vez de festejar como hará la casi totalidad de la población, la rústica oposición parlamentaria que hoy tiene el país salió a criticar la medida. Pero eso no es algo innovador para una izquierda insimismada en su burbuja ideológica. De hecho, si fuese de otro modo, no sería el FA de Fernando Pereira. Cómo ejemplo de lo extendido que está ese "negativismo", se tiene el ejemplo de sectores frenteamplistas que se ofrecen como "moderados", contra los talibanes comunistas y tupamaros. El último exponente de ello fue Mario Bergara, quien contra toda la opinión pública -que seguramente festeje cualquier rebaja impositiva- el dirigente "seregnista" salió a criticar el recorte de impuestos. Claro que lo hizo dando marchas y contramarchas, pero en el ardid develó el perverso espíritu que lo anima. En un reportaje en el Palacio de las Leyes, Bergara dijo -para quitarle relevancia a la medida- que la rebaja impositiva sólo beneficiará al 25% de los ciudadanos. Si esos números fuesen estrictamente ciertos, el cuestionamiento intentó opacar entonces los merecidos beneficios que le acarrearíian a uno de cada cuatro uruguayos, lo que se sumarían a los beneficios que entonces tendría el 75% de los contribuyentes que no aportan IRPF o IASS, según los mismos números. Esa crítica fue una forma perversa de cuestionar lo que incuestionablemente esta bien. Sería de justicia que un beneficio inpositivos pueda ser extendido a más franjas sociales. Pero en la retardataria lógica de un FA del "cuánto peor, mejor", cualquier mejora que no patrocinen ellos, será una piedra en el camino al poder. Eso deja en claro la verdadera intención de la cúpula FA, que no sólo afecta a los ciudadanos que no los votaron, sino también a las bases sociales que sí les dieron sus votos. Es verdad que siempre habrá una pequeña burbuja disciplinada que sea capaz de aplaudir al martillo que te atrapa el dedo, si el mango lo tiene el frenteamplismo. Pero de seguro que eso también afecte a los muchos frenteamplistas con sentido común que no integran esa cúpula y viven de su trabajo. Queda claro que siempre están de espaldas a la gente, porque prefieren patear el clavo y aplaudir.