Desdolarización: lejos, pero menos lejos 

Miscelánea 17 de junio de 2022 Por Heraclio Labandera
La desdolarización de la economía uruguaya vendrá de la buena ponderación que el público haga del peso. Para que ello suceda, es imprescindible llevar la inflación a los niveles proyectados por el BCU. La mala noticia es que guerra en Ucrania provocó el alza de 1 punto porcentual (p.p.) a comienzos de año. La buena noticia es que la inflación ahora parece haberse estabilizado. Lo lejos queda un poco más cerca.
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Los altos niveles de inflación esperados para el cierre del 2022, ponen en riesgo el proyecto estrella del Banco Central del Uruguay (BCU), de alcanzar que el peso se convierta en una “moneda de calidad”.
A inicios de abril de 2022 los economistas Diego Labat, presidente del BCU, y Gerardo Licandro, gerente de Investigaciones Económicas de la institución, informaron de una iniciativa orientada a la desdolarización de la economía nacional.
La idea fue sugerida en un trabajo elaborado en el marco del Area de Política Monetaria, cuando aún la pandemia era el sujeto emergente de la realidad económica mundial.
“Los bancos centrales de todo el mundo están haciendo todo lo que pueden para ayudar a la gente a superar esta calamidad y sus consecuencias, al igual que el Banco Central del Uruguay. Al tiempo que nuestras energías están enfocadas en superar la emergencia actual, proponemos estas ideas (de una moneda de calidad) con una visión de largo plazo”.
“Tener una moneda de calidad promueve el crecimiento, (…) la estabilidad financiera, hace que los ciclos sean menos pronunciados y puede amortiguar los efectos negativos de la inflación sobre la desigualdad de ingresos”, indicó el documento.
En el estudio se argumentó que “la inflación alta perjudica el crecimiento económico y el desarrollo del sector financiero”, y “comienza a ser perjudicial para el crecimiento en países como Uruguay, una vez que alcanza el umbral del 8%”. 
A los 13 días de iniciarse la actual administración (marzo de 2020), estalló la pandemia y la inflación al final del mes cerró en el rango de 9,16%, y dos meses más tarde el IPC anualizado tocó el techo de 11,05%.
En marzo de 2021 el IPC estuvo en 8,34% y dos meses después llegó al piso de 6,64%, para entrar al siguiente mes y por el resto del año al rango del siete y monedas, cerrando el año con un IPC de 7,96%.
En enero de 2022 el IPC subió al siguiente rango y quedó en 8,15% pero el 24 de febrero se produjo la invasión de Rusia a Ucrania, lo que promovió una espiral especulativa en el valor de las materias primas y el IPC cerró en 8,85%.
En marzo de 2022 el IPC fue de 9,38%, en abril cerró en 9,37% y para mayo también fue del 9,37%..
Esto indica que el salto sucedido en febrero (invasión de Ucrania) se ha detenido en 1 p.p por encima del valor de ese mes.
Dicho en otros términos, se puede decir que el país tocó su techo inflacionario, lo que nos coloca lejos aún de la pauta del BCU, pero un poco menos lejos que lo esperado, cuando el vecindario es la caldera del diablo.
  El presidente del BCU, Diego Labat, en un reportaje concedido al diario “El País” en mayo reconoció que “este año claramente vamos a estar fuera del rango” de entre 3% y 6%.
La inflación se convirtió en objeto de debate político durante las tres administraciones del Frente Amplio (2005-2010, 2010-2015 y 2015-2020), ya que la gestión de la autoridad monetaria durante el período frenteamplista nunca pudo ubicarla dentro del rango fijado por el propio BCU.
La actual pauta inflacionaria fijada por el BCU, establece que la inflación esperada debería ubicarse entre 3% y 6%.

Heraclio Labandera

Periodista y autor. Corresponsal de publicaciones extranjeras, agencias internacionales de noticias. Ha trabajado para diarios, semanarios, revistas, radio, televisión y redes. Escribe sobre política y economía. Autor de libros sobre ética, pensamiento e historia. Eterno curioso. Editor de Confidencial.

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