El gen astuto

A partir de las doctrinas de Charles Darwin sobre la evolución de las especies –aquello de que el hombre proviene del mono- se sucedieron infinidad de escuelas que contestaron las polémicas ideas del inglés que visitó estas tierras en el primer tercio del siglo XIX. Con el tema arriba de la mesa, la discusión se puso cruda y a la pulseada científica se sumaron religiosos, filósofos, economistas y políticos, quiénes durante dos siglos han dado lugar a una gigantesca polémica sorocabanera que se mantiene viva hasta nuestros días. El debate cobró los más amplios bríos, contraponiendo diversas doctrinas ubicadas en las antípodas del universo darwinista, como las del agrónomo ruso Trofim Lysenko, que afirmaba que la evolución derivaba de una construcción social.
En resumidas cuentas, el lysenkoismo aseguraba que un sistema de vida que aplicara criterios sociales nuevos y diferentes a los que el hombre traía en su genoma, era capaz de modificar la naturaleza de una especie mediante la modificación de la información almacenada en los genes.
Según esa teoría, si al ser humano se le inducía una determinada conducta, a la larga esa conducta aprendida terminaría imprimiéndose en la información genética que se transmite por herencia.
Dicho en otros términos, una conducta aprendida podía pasar a integrarse a la herencia genética de la especie.
@Omarjabs El legado de Lysenko vive en el alma, las acciones y los argumentos de todos los charlatanes del mundo.
Pero el éxito de Lysenko no se debió tanto a la ciencia como a la política, ya que fue agrónomo pero hizo carrera en la Unión Soviética de Joseph Stalin, y sus doctrinas de que un sistema de vida podía cambiar a la especie humana era funcional a un gobierno que predicaba la creación de un “hombre nuevo” a partir del régimen comunista que gobernaba en Rusia y su vecindario. Cuando el “padre Stalin” pasó a mejor vida, Lysenko –como era de esperarse- cayó en desgracia y al cabo de algunos años terminó desplazado por los científicos que sufrieron sus persecuciones al poner en duda las doctrinas lysenkoistas, los cuáles aprovecharon a verlo en el piso para pasarle todas las facturas que debía. Sin embargo, en esto de la evolución 200 años de discusiones no han resuelto nada definitivo y mantienen encendida la llama de la discusión.
Así que continúan apareciendo teorías.
Nueva doctrina
En los últimos años en el mundo científico ha cobrado fuerza la teoría de la coevolución genético-cultural, una especie de salomónica mezcla entre el darwinismo más tradicional y el denostado lysenkoismo, aunque con la diferencia de que para esa doctrina, el detonante que determina la evolución de las especies, no sería un régimen político sino el régimen ...culinario.
Si, leyó bien.
@KaikuSinLactosa El clima en el que vivieron nuestros antepasados podría haber influído en su intolerancia a la lactosa.
A diferencia de otras teorías científicas, que afirman que la genética es un patrón ininmutable para el comportamiento –los genes son partículas biológicas que contienen información y operan como si fueran programas de computadora que manejan lo que se transmite de célula a célula-, los diseñadores de esta nueva teoría aseguran que la oferta de alimentos termina modificando el desarrollo y el comportamiento fisiológico del ser humano.
@McAlcides_95 #SabiasQue Es un mito a que los ratones les gusta el queso. En realidad son alérgicos a la lactosa y no lo pueden digerir.
La teoría de la coevolución genético-cultural afirma que los cambios en la alimentación de los seres humanos pueden determinar cambios en la información contenida en los genes, lo que al cabo de los años determina una modificación en el funcionamiento del cuerpo humano.
Dicho en otros términos: la novedad de esta teoría es que el comportamiento sigue dependiendo de lo que digan los genes, pero los hábitos también puede generar datos que terminen por alterar la información contenida en los genes.
@owGOOStoh Ser intolerante a la lactosa debe ser el infierno para una gorda como yo. Toda tu vida sin queso rallado, pizza y Nesquik. Me mato ya.
Y como comprobación de esta teoría, sus defensores se valen de casos como el de la lactosa, un azúcar presente en la leche y que para ser absorbido por el organismo debe ser degradado en el intestino delgado en dos moléculas más pequeñas llamadas glucosa y galactosa.
La intolerancia a la leche se produce cuando el organismo carece de la enzima intestinal que degrada a la lactosa, la denominada lactasa floricín hidrolasa (LFH o LPH, en la sigla en inglés).
Recientes estudios arqueológicos dejaron en evidencia que los descendientes de antiguas tribus africanas o asiáticas donde no existía una tradición de ordeñe, en la actualidad mantienen la incapacidad fisiológica de absorber la lactosa.
@Jason_Voorhess Muere astronauta al viajar a la Vía Láctea. Al parecer era intolerante a la lactosa.
Si el organismo no logra fragmentar la molécula de la lactosa, no puede absorberla, y este azúcar se mantiene dentro del intestino, donde se descompone, lo cual provoca cuadros de aceleración del tránsito intestinal, diarreas, cuadros de hinchazón y otras incomodidades.
@lausaysmeow Soy intolerante a la lactosa y pedí mi capuccino con leche entera porque mi vida necesita fuertes dosis de peligro.
Según los investigadores que patrocinan esta teoría, una de las pruebas más contundentes de la veracidad de la teoría genético-cultural fue el cambio en la tolerancia a la leche –por presencia de lactasa en el intestino- que trajo consigo la generalización de la producción láctea.
Colofón sorocabanero
¿Quién iba a decir que la vaca sería motor de la evolución? Resta saber que papel juega en todo esto el dulce de leche, que –por añadidura- es uruguayo. ¡¡¡Cuack!!!!
“Lysenko fue responsable del vergonzoso atraso de la biología soviética y de la genética en particular, de la divulgación de visiones seudocientíficas, de aventurerismo, de la degradación del aprendizaje y por la difamación, despido, arresto, incluso muerte, de muchos científicos genuinos”
Andrei Sakharov, físico nuclear, Premio Nobel
Discurso ante la Academia de Ciencias de la URSS en 1964