De “el gato de Schrödinger” al “aquí hay gato encerrado”

El principio básico de la física clásica que afirmaba “no se puede estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo”, ha sido contradicho por la física moderna que ha confirmado que así como el fotón presenta simultáneamente propiedades corpusculares y ondulatorias, (comportándose como una partícula cuando interactúa con la materia para transferir una cantidad fija de energía que a diferencia de las ondas clásicas pueden ganar o perder cantidades arbitrarias de energía, siguiendo las leyes de la mecánica cuántica), existe una dimensión en la que los objetos pueden estar en dos lugares diferentes o estar al mismo tiempo a nuestra derecha o a nuestra izquierda.
La paradoja EPR (llamada así en 1935 honor a sus autores Einstein, Podolsky y Rosen) se refería a las superposiciones cuánticas en las que, por ejemplo, un fotón puede existir como una combinación de múltiples estados correspondientes a diferentes resultados posibles. La interpretación de Copenhague establece que un sistema cuántico permanece en superposición hasta que interactúa con el mundo externo o es observado por él; cuando esto sucede, la superposición colapsa en uno u otro de los estados definidos posibles.
En sus discusiones con Albert Einstein, el físico austriaco-irlandés Erwin Schrödinger planteó un experimento mental que consistía en un escenario con un gato en una cámara de acero cerrada, en la que la vida o la muerte del gato dependía del estado de un átomo radiactivo: si el átomo se descomponía emitiendo una radiación, se rompía un frasco que contenía un veneno que al liberarse, mataría al gato.
Schrödinger, planteaba esta paradoja como un absurdo de la visión predominante de la mecánica cuántica de entonces ya que, según la interpretación de Copenhague, el gato permanecería vivo y muerto hasta que se observara el estado.
De alguna forma, estos dos estados posibles del famoso gato, se relaciona –salvando las diferencias- con la BILOCACIÓN, un fenómeno paranormal, sobrenatural o divino, según el cual una persona u objeto estaría ubicado en dos lugares diferentes al mismo tiempo. Al parecer este fenómeno ha sido descrito en la vida de algunos santos (entre ellos el famoso Padre Pío o San Pío de Pietrelcina).
Y todo esto viene a cuento para justificar el título de estos apuntes relacionados con la “situación inédita en la Cámara de Diputados” de la que daba cuenta el diario “El Observador” del pasado viernes 22 en su página 4: el día miércoles, mientras la Diputada Verónica Mato -que había solicitado licencia previamente -se encontraba en la comisión especial encargada de elegir a los nuevos directores de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Innddhh) en la sala 17 del Edificio Artigas (Anexo del Poder Legislativo), en la sala 15 del mismo edificio, su suplente en la banca, la frenteamplista Alicia Porrini, participaba de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Representantes que recibía al Ministro de Industria para exponer sobre la Rendición de Cuentas.
En suma, no se trataba de un “gato encerrado” en la caja de Schördinger, que podía estar vivo o muerto hasta que se abriera y pudiera ser observado (cosa que hizo el Diputado nacionalista Álvaro Viviano): se trataba de dos gatas (enfoque de género, imprescindible) que estaban vivitas y coleando, en una especie de “bilocación” que poco tenía que ver con fenómeno paranormal alguno.