Paraíso para los soldados de fortuna 

Saberes 31 de julio de 2022 Por Heraclio Labandera
En la guerra de Ucrania las fuerzas mercenarias operan a ambos lados de la trinchera. A veces mezclados entre las fuerzas regulares de los ejércitos nacionales, otras como “lobos solitarios”, o como “divisiones” especiales apátridas, muchas veces se los ve en los peores frentes del combate.
zero-mercenario colombiano

Una vieja institución en la historia bélica de la humanidad, está haciendo su agosto en las quemadas praderas centroeuropeas.
Las designaciones que reciben varían, se acomodan a los clientes, a lo políticamente correcto, se “tunean”, se mitifican, pero la función que prestan no cambia.
Soldados de fortuna, contratistas, voluntarios, perros de la guerra, son algunas de las más recientes denominaciones con las que eufemísticamente se habla de los mercenarios, un recurso que sirve para evitar bloqueos políticos, impedimentos legales y problemas de la naturaleza más variopinta, o para suplir debilidades, carencias o falta de potencial bélico, y que la propaganda de guerra estigmatiza o glorifica según el blanco sobre el que disparen.
Pero el lenguaje suele ser más exquisito que la realidad, en ese mundo guerrero de fronteras imprecisas, líquidas y que pasa camouflado a la vista de todos.  
En la guerra de Ucrania combaten los ejércitos nacionales del gobierno invasor y el Estado invadido, junto a profesionales de la guerra motivados por la paga, y en sociedad han logrado dilatar el conflicto más allá de lo previsto por los estrategas.
No sólo la bravura de los ejércitos nacionales y la resistencia popular de los ucranianos hizo que este conflicto entre ya en el sexto mes de proceso, sino que contribuyó el profesionalismo de cuadros militares privados y con entrenamiento bélico, que muchas veces ganan en el combate dinero, galones y -a veces- hasta una nueva nacionalidad.
A pesar de la merecida mala prensa que tienen, muchos países se valen de mercenarios para tener formaciones militares con experiencia de guerra probada, buen entrenamiento y capacidad de resistir o ser vanguardia en el peor día.
Con la “Legión Extranjera”, Francia cuenta con una fuerza mercenaria regular incorporada al menú de sus fuerzas militares, y con los “Gurkhas”, Gran Bretaña -y también la India- cuentan con esta fuerza mercenaria originaria de Nepal, pero hay otros casos.
Los reinos petroleros de la península arábiga cuentan con ejércitos mercenarios integrados a su fuerza militar bajo bandera, al igual que lo sucedido durante la guerra que fragmentó Yugoslavia, en la que países como Croacia, Serbia y Bosnia incorporaron a sus ejércitos regulares, parte de las fuerzas mercenarias que combatieron en la cruenta guerra de los Balcanes.
Africa está llena de ejemplos similares y varios países musulmanes involucrados en los más recientes conflictos en esa área del mundo, terminaron sus guerras incorporando a sus fuerzas armadas regulares a los combatientes que un día llegaron como expedicionarios de fortuna.


Mercenarios de Rusia 

El actual conflicto de Ucrania comenzó ocho años antes de la invasión producida el pasado 25 de febrero, cuando Rusia anexó en una maniobra política y militar la península de Crimea, hasta 2014 bajo soberanía ucraniana.
En ese momento se supo del Grupo Wagner, un grupo de fuerzas mercenarias al servicio de Rusia que ha sido un recurso que Moscú empleó luego en otras intervenciones militares.
Los mercenarios del Wagner se hicieron notorios cuando misteriosos “hombres de verde” (como los llamó Angela Merkel en una conversación que mantuvo con Vladimir Putin) sin identificación ni bandera, invadieron la Península de Crimea en 2014 e irrumpieron en el Donbás (Este de Ucrania) combatiendo en favor de los separatistas prorrusos.
Al Grupo Wagner se lo menciona como una empresa militar no estatal que trabaja al servicio de Rusia, lo que le brinda un misterioso halo de “ejército privado”, pero en los últimos años se hizo evidente que el reclutamiento del personal combatiente es el clásico de las compañías de mercenarios, igual que lo que sucede con los contratistas estadounidenses.
Se lo acusa de trabajar para Moscú como un ejército mercenario encubierto en tareas que comprometerían diplomáticamente a Rusia, y se han registrado actividades suyas en Libia, Siria, Mozambique, Malí, Sudán, República Centroafricana, Burkina Faso y, ahora, en Ucrania.
Incluso, en cierta oportunidad el régimen de Nicolás Maduro contrató los servicios del Grupo Wagner para protección del dictador venezolano.
El creador y jefe de la estructura propiamente militar fue Dmitri Utkin, antiguo comandante en jefe del destacamento de fuerzas especiales número 700 de una de las brigadas del GRU (la inteligencia militar rusa).
Según informes de inteligencia occidental, el esquema militar del Wagner está políticamente dirigido por Yevgeny Prigozhin, un oligarca de la confianza de Vladimir Putin, con antecedentes en manejo de las “granjas de bots” en operaciones de guerra cibernética privatizada contra países occidentales.
Este hombre es la cara empresarial del Grupo Wagner, a quien en los corrillos del Kremlin llaman el “chef de Putin”.
Informes de la ONU acusan al Wagner de participar de “torturas, ejecuciones sumarísimas y asesinatos indiscriminados de civiles desarmados” y sobre el mismo hay sombras de haber cometido crímenes de guerra.
El número de combatientes reclutados varía mucho por época y por misión, pero un mercenario reclutado para servir en el Grupo Wagner puede cobrar hasta US$ 3.000 por día de operaciones. 
Las últimas noticias divulgadas sobre la intervención de esta organización en la guerra de Ucrania, dan cuenta de un incremento en la cantidad de sus bajas en combate.
Un comandante retirado de esta organización, hace un mes hizo declaraciones en un inusual reportaje indicando que el incremento de estas bajas estaba estrechamente relacionado con el creciente reclutamiento de “mano de obra” profesional con menor entrenamiento, debido al amplio abanico de frentes que hoy la organización atiende desde el punto de vista militar.
Publicaciones como The Wall Street Journal, Al-Monitor y otras, indicaron que Rusia está reclutando mercenarios sirios para luchar en Ucrania, una de cuyas misiones no cumplidas fue el asesinato del presidente Zelenski y su familia.
De este grupo se sabe poco, a ciencia cierta, a pesar de que sobre el mismo circulan varias versiones rodeadas de misterio y penumbra.

Mercenarios de Ucrania

Cuando Rusia intervino en Crimea y el Donbás, Ucrania reclutó una fuerza expedicionaria mercenaria que combatió el separatismo proruso conocida como Batallón Azov, una unidad varios de cuyos integrantes ostentaron una estética pro-nazi (combatientes con runas y svásticas tatuadas en la piel).
Este elemento fue uno de los justificativos de la intervención rusa en Ucrania -la “desnazificación”-, aunque lo cierto es que dentro de las fuerzas irregulares que combaten a favor de Rusia en Ucrania, también existen elementos que ostentan una estética pro-nazi.
Algunos son de marca completamente eslava, y otros son neo-nazis de pura cepa, llegados de Europa y provenientes de grupos neo-fascistas que tras la desaparición de la URSS y el comunismo en Moscú, se volvieron simpatizantes de Vladimir Putin como líder fuerte y defensor de los valores tradicionales del cristianismo ortodoxo y del Eurasianismo.
Extraña mezcolanza para entender, con las categorías políticas del siglo XX, ahora que el ex-agente del KGB, Vladimir Putin, predica un desembozado regalismo de la Iglesia Ortodoxa Rusa y alineamiento ciego con la política exterior del Kremlin, lo que consolidó en estos seis meses de guerra, un cisma en la Iglesia Ortodoxa y la separación de la Ortodoxia ucraniana del Patriarcado de Moscú.
En 2014 el estado del ejército ucraniano era desastroso, con pocos recursos y material soviético viejo, pero fue reforzado con voluntarios provenientes de partidos extremistas de derecha nacionalista, particularmente originarios de la propia Ucrania.
Una referencia particular relacionado con eso es el caso de Stepán Bandera, un dirigente nacionalista ucraniano que inspiró al movimiento independentista en la primera mitad del siglo XX, y su figura es honrada en la actualidad tanto por los movimientos nacionalistas conservadores como por las organizaciones de la extrema derecha militante.
No obstante ello, su imagen aún hoy es controvertida.
Para algunos ucranianos fue un libertador en favor de una Ucrania independiente, que combatió contra soviéticos, polacos y nazis, mientras que para otros ucranianos, Polonia y Rusia (la que finalmente se valió del KGB para asesinarlo en el exilio, tras la IIGM) fue directamente un fascista.
Si bien su posición era la de un nacionalismo radical, con posturas políticas cercanas a la de los regímenes autoritarios europeos de la década de 1930, no integró la convergencia de movimientos que terminaron sus días como apéndices del nazismo, y él mismo fue prisionero en un campo del régimen nacional-socialista.
Tras la IIGM, Bandera siguió conspirando por su causa independentista desde su exilio en Munich, impulsando la penetración de Ucrania por redes opuestas a la hegemonía soviética, y al final operó recostado al bando Occidental de la Guerra Fría.
Líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), su figura fue reivindicada en 2010 como Héroe Nacional y de modo póstumo por el presidente ucraniano saliente, Víktor Yúshchenko, distinción que luego fue declarada ilegal, y finalmente anulada en 2011.
Hijo de una época plagada de totalitarismos pero con una postura distante del nazismo, Bandera es por igual inspiración de los circuitos nacional-conservadores como de los brigadistas de ultraderecha, de cuyas filas surgieron los primeros voluntarios para combatir el separatismo prorruso del Este ucraniano.
Pero cuando se advirtió que Rusia ambicionaba ocupar el resto de Ucrania, se organizó una estructura más grande y operativa.
En línea con esa estrategia, el gobierno de Zelenski llamó a formar una “Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania”, integrada por voluntarios de varias nacionalidades, que cuenta con mercenarios de una veintena de países.
Un informe reciente sobre el tema indicó que la paga de un mercenario bien entrenado para combatir por la causa de Ucrania, representa “hasta 2.000 dólares al día por participar en la guerra contra Putin”, según un despacho noticioso de hace dos meses.
Este reclutamiento se realiza en base a veteranos con al menos cinco años de experiencia militar.
“Si bien el Gobierno del presidente Volodímir Zelenski ya estableció la “Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania” e invitó a los extranjeros a un irse voluntariamente a sus filas, esta guerra en Ucrania, como es común en los conflictos, ha atraído a los mercenarios, civiles que participan activamente en los conflictos armados. Una corporación con sede en Estados Unidos busca agentes capaces de llevar a cabo operaciones encubiertas en suelo ucraniano, así como misiones de extracción y evacuación en las principales ciudades del país del este de Europa”.
La empresa Silent Professionals es una empresa reclutadora de personal para este tipo de tareas.
En una oferta de empleo publicada hace un mes en un sitio web de la firma que recoge trabajos de defensa y seguridad privada, al que pudo acceder confidencial.uy para este informe, se buscaba personal “con más de cinco años de experiencia militar y uno de ellos, debe haber sido con experiencia de combate en el extranjero”.
Al candidato o candidata no sólo sólo se le pide que esté en buena forma física, sino que además posea pasaporte de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Ucrania, Polonia, o tenga doble nacionalidad con una nación de la Unión Europa o zona Schengen (espacio europeo de libre circulación de personas).
El requerimiento incluía experiencia y conocimiento con habilidades de reconocimiento de vehículos, aeronaves y naves navales del armamento militar de la era soviética y si tiene conocimiento de armamento OTAN, esos son puntos que indican un plus de calificación.
La profesión de militar mercenario es tan vieja como la historia de la guerra, y en esa materia lo que sucede en Ucrania no reporta innovación alguna.

Heraclio Labandera

Periodista y autor. Corresponsal de publicaciones extranjeras, agencias internacionales de noticias. Ha trabajado para diarios, semanarios, revistas, radio, televisión y redes. Escribe sobre política y economía. Autor de libros sobre ética, pensamiento e historia. Eterno curioso. Editor de Confidencial.

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