El pasado 9 de agosto el periodista y candidato a la presidencia ecuatoriana Fernando Villavicencio, a la salida de un mitin político, fue asesinado de tres balazos en la cabeza, presumiblemente por sicarios de nacionalidad colombiana.

Este trágico y aberrante acontecimiento removió aquéllas opacas negociaciones entre los gobiernos de izquierda del Presidente ecuatoriano Rafael Correa con el Frente Amplio de nuestro país.

Justamente uno de los denunciantes de aquella trama de beneficios económicos fue el periodista Fernando Villavicencio, quien a partir de una seria, exhaustiva y documentada investigación puso en la consideración pública los negociados con el petróleo ecuatoriano realizado por Petroecuador, ANCAP y la empresa privada intermediaria Trafigura.

Esta nota no pretende analizar pormenorizadamente y en profundidad la trama del negociado, sino simplemente hacer una lectura lisa y llana para que “Doña María y Don José”, en unas pocas líneas tengan idea de qué fue lo que pasó.

Para centrarnos en el tema, según información surgida de nota de PI (Periodismo de Investigación) de fecha 25 de agosto de 2018, diremos que bajo la presidencia de Rafael Correa, en enero de 2010, los gobiernos de Ecuador y Uruguay suscribieron un convenio sobre hidrocarburos. A consecuencia de ese convenio internacional, las empresas petroleras estatales Petroecuador y ANCAP firmaron una serie de contratos por los que, en resumen Petroecuador suministraba petróleo crudo a ANCAP para que ésta lo refinara y le mandara gasoil. La idea era evitar los costos de intermediación y en función del trato directo entre Estados, se estableció que el precio del crudo sería preferencial, lo que en la práctica se concretó entre 2 y 8 dólares menos por barril que el precio de mercado. Es de hacer notar que en el tiempo que estuvo operativo este acuerdo y en virtud del mismo, salieron de Ecuador 25 millones de barriles habiéndose refinado en La Teja, tan solo el 3% aproximadamente.

Ya en el gobierno de José Mujica y con Raúl Sendic en la presidencia de ANCAP, a fines de 2010 se modifica el contrato original, abriendo la puerta para que el petróleo crudo objeto de la negociación no fuera refinado en nuestro país, lo que vino a legitimar el ingreso de la figura de un intermediario llamado Trafigura.

En resumidas cuentas un negocio que se dijo que era para evitar la intermediación en beneficio exclusivo de las dos empresas estatales intervinientes, terminó siendo un negociado perjudicando a Ecuador y beneficiando principalmente a un privado elegido a dedo por ANCAP, seguramente en acuerdo con el gobierno de izquierda ecuatoriano.

En toda esta operación Trafigura beneficiándose de los precios preferenciales que Petroecuador le cobraba a ANCAP, tuvo un beneficio de 200 millones de dólares, puesto que era quien vendía, como intermediario, a terceros países el petróleo ecuatoriano y suministraba el gasoil con destino a ecuador. Por su parte ANCAP en toda la operativa tan solo obtuvo 6 millones de dólares.

Desde el inicio de las negociaciones quedaba claro que el “verso” de evitar la intermediación, no era nada más que eso: un verso. La refinería de la Teja de ANCAP no tiene capacidad ociosa y todo lo que refina se comercializa en el mercado interno. El negocio desde el principio fue pensado como un negociado para “hacer caja”, pero eso sí vendido como un acuerdo para “beneficiar a los pueblos”.

Otro negociado en donde, como con los que hizo la empresa AIRE FRESCO vinculada al MPP de Mujica en Venezuela, gobiernos de izquierda que llegaron al poder para darle “al pueblo lo que es del pueblo”, no tuvieron prurito alguno en perjudicar a los pueblos a costa de beneficiar a privados que seguramente luego los beneficiarían a ellos.

Si alguien cree que los 200 millones de dólares que se facturaron a nombre de la empresa Trasfigura metida a dedo en el negocio, fueron íntegramente en su beneficio y que no se repartió nada entre las autoridades que pergeñaron el negocio, que me lo haga saber porque YO NO LO CREO.